A quienes nos va clareando el poco pelo que nos queda y vivimos la última época de la tele en blanco y negro de dos cadenas, con carta de ajuste incluida, se nos ve el plumero con las analogías televisivas, pues los nacidos en los ochenta no guardan memoria de pre culebrones como "hombre rico, hombre pobre". Pero a todos nos va a tocar no tardando vivir una historia parecida en una ciudad premiada por algunas de sus empresas tributarias por un demencial bici carril (en buena medida pintado a mano en el suelo, como la linea blanca de Emilio Aragón "ni en vivo, ni en directo") y que al propio tiempo presentaba en el año 2009 unos ingresos por habitante de unos 286 euros, frente a unos gastos corrientes de 378, y unas inversiones de 1.156, también por habitante.
Eso sin hablar de las sucesivas sentencias condenatorias en casos urbanísticos como los del sector 8 y Urbanas Agrupadas, claro.
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