viernes, 29 de febrero de 2008

EL PARTIDO DE IDA


Titulo el artículo con una referencia más futbolera (o de baloncesto, por aquello de los árbitros cronometradores), pero lo de la noche del lunes pasado, más que un debate, me pareció uno de esos combates de boxeo interminables, donde se dan para una boda. Ya mientras se estaban haciendo las fotos previas tremolaban las perneras de los candidatos, daba la sensación de que iban a bajarse la capucha y empezar a ensayar ganchos dando saltitos. Parecían, como hubiera dicho muy gráficamente el sabio de la Calzada, más tensos que el arco de Orzowey.

Desde luego, era comprensible el nerviosismo teniendo en cuenta lo largos, interminables que se hicieron los catorce primeros minutos desde las diez. La decisión, desconozco si pactada o impuesta, de interrumpir la señal después de las fotos para presentar ya a los oponentes perfectamente acomodados en sus puestos, me tuvo casi tan en vilo como a los pobres Lorenzo Milá y su compañera, que ya no sabían de qué hablar y parecían, un poner, Ramón García y Ana Obregón a punto de dar las doce campanadas por primera vez en su vida.

Resultaría curioso saber si se dijeron algo entretanto o no, y qué. Tal vez Zapatero tratara de romper el hielo con algún comentario banal, contemporizando de la misma forma que se apresuró, mediante un gesto obviamente estudiado, a dar primero la mano, no le pasara como con Sarkozy. Temía, me temo, la locomotora que se le venía encima, y que se veía venir en el gesto serio y sin concesiones, pese a la sonrisa profidén, de un Mariano Rajoy que, tras una mínima duda inicial (como las locomotoras de antes, apenas uno o dos lentos chasquidos, un silbido de vapor entre las ruedas, y a correr), salió jugando las negras con valentía, queriendo arrollar a su oponente con la fuerza y la constancia del martillo de un herrero.

Zapatero respondió apelando al consabido talante y pidiendo que votemos diciendo que está a mitad de camino, lo cual es para echarse a temblar pues remedando a Rajoy cabe preguntarse: a mitad de camino ¿de qué? ¿de seguir negociando políticamente con ETA, o de alcanzar el fin de la violencia mediante la unidad de todos los demócratas y el uso riguroso de los instrumentos del estado de derecho? ¿de concluir el modelo autonómico, o de llevar a España a la balcanización más irresponsable? Cualquiera se fía, teniendo en cuenta que estos dos proyectos que luego resultaron los que más esfuerzos han absorbido ni siquiera estaban en su programa electoral (mal está no cumplir lo que se promete, pero cumplir lo que no se ha prometido puede ser peor), y el primero lo ha reiterado mintiendo descaradamente a todos los ciudadanos de este país.

Y luego fue y le dijo a Rajoy que ha sido el periodo de menor conflictividad social y menos huelgas. Que se lo pregunten a los funcionarios de la Administración de Justicia (o a los pacientes usuarios de la injusticia). Claro que si cuando van a verte los huelguistas les mandas a las fuerzas del orden para que los retengan o desvíen sus autobuses, normal que no te enteres.

No me pareció la mejor forma de terminar el debate llevarse un discurso preparado y leerlo con las mínimas rectificaciones efectuadas a lo largo de las dos horas. Dice muy poco acerca de la atención que realmente se prestaron, o estaban dispuesto a prestarse, ambos candidatos entre sí. Concluir en función de lo realmente dicho y escuchado hubiera sido un ejercicio a la altura intelectual de ambos, aunque también arriesgado. Se diría que ninguno de los dos quiso echar el resto, esperando al partido de vuelta.

Pero puesto a pensar en como me hubiera gustado verles, no hubiera sido descabellado que Zapatero reconociera habernos engañado a todos al seguir negociando, exponiendo sus razones si es que hay quien pueda aceptarlas, y que Rajoy, que se distanció muy inteligentemente del pasado en todos los sentidos, hubiera reconocido que quizás no se gestionó convenientemente la crisis del 11 M, aunque tampoco fuera un momento en que ser capaz de hilar fino.

Dos pinceladas más, pues también prefiero reservarme al partido de vuelta: como Zapatero presumió de un superávit de 70.000 millones de euros en las cuentas públicas, me cuesta más aún entender la resistencia de Solbes a la propuesta fiscal del Partido Popular, cuyo coste aunque fuera el que el cree no provocaría desequilibrio alguno, a menos que se quiera actuar como esos Presidentes de Comunidad (Horizontal) que se empeñan en fijar derramas para por si acaso; y me ha sorprendido – hasta cierto punto – escuchar la excesiva valoración del resultado del debate (para mí no pasó de un empate en campo contrario, o a lo sumo un dos a uno) por quien, por otra parte, precisamente desde el 11 M se ha lucido a base de toda clase de excesos, si bien siendo Rajoy sin duda tan inteligente como parece le tendrá a buen seguro reservado, para después de las elecciones, un destino a la altura de sus capacidades.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué lejos quedan aquellos tiempos en los que nos reíamos de los americanos y de cómo montaban sus circos políticos. Ahora en España se hace lo mismo: todo es puro circo, pura estrategia de marketing, pura mercachiflería.

WALDEN dijo...

Desde luego, todo es estrategia. Van tan encorsetados que da pena. A ver si para la vuelta son un poco más concretos y espontáneos.

Anónimo dijo...

Muy templado te he visto, querido escualo. No por ello dejo de reconocer que has vuelto a dar en el clavo.

El resultado demoscópico es un poco lo de menos, la influencia real la sabemos todos por la charleta con los amigos.

Ni que decir tiene que, el que manifiestó una cosa e hizo en estos años lo contrario, el que acusó al otro de hacer lo que él hace, ni se inmutó. Sostenerla y no enmendarla. Por no reconocer, no reconoce ni la crisis económica que día a día se va agrandando. Mal puede hacer las reparacioones que la situación exige ¡lo ignora!.

No abundaré en lo que todos por desgracia hemos visto del talante de este personaje. Pero si quiero llamar la atención sobre que en estos últimos días parece que defienden la ídea de España cual el peor Blas. A buenas horas mangas verdes. Cuatro años haciendo lo contrario, forzando la balcanización, aliándose con los radicales nacionalistas y con los nacionalistas radicales. Llegando a pactos de gobierno con cualquiera con el que pueda cuestionar la unidad de España con la única finalidad de obtener ventaja electoral para perpetuarse en el poder.

Creo que ha llegado la hora de que los españoles le digamos basta ya. Vete con tus engaños a otro lado, déjanos vivir en paz.

WALDEN dijo...

Hoy es el gran día. Mariano Rajoy tiene la ocasión perfecta para decirselo, y explicarnos claramente a todos dos cuestiones fundamentales: por qué debe irse Zapatero y qué va a hacer él en su lugar. Por cierto, el anuncio del PSOE del nieto que lleva a la abuela a votar es un insulto y un ninguneo inaceptable a nuestra generación. A menos que ya den por supuesto que no pueden engañarnos.