domingo, 11 de enero de 2009

QUE NIEVE, QUE NIEVE

Que
nieve,
que nieve;
que caigan despacio los copos,
que cubran la tierra
y la traigan descanso;
que nieve,
que
nieve.

Ha vuelto la nieve de la luna de octubre, para anunciarnos un año de bienes en tiempos oscuros. Extiende su manto despacio y, sin estridencia, bloquea carreteras y cierra aeropuertos. Detiene, mano poderosa de la suprema naturaleza, el pulso del centro mismo de nuestra España, y sorprende a propios y extraños volviendo oblea de turrón duro los campos manchegos que navegara Don Alonso Quijano. En nuestra Palencia congela el ramal, convierte la dársena en albo espejo y ahoga el tránsito rodado a ambos lados de la vía del tren, cerrados los puentes y túneles. Nos recuerda, pese a nuestra soberbia de especie triunfante y matricida, cuán frágiles son nuestros propósitos y anhelos, a la par que coloca a pié de tierra a los triunfalistas políticos y mandatarios, convencidos de su saber hacer y ajenos a la verdad de su ignorancia e impotencia.

Que
nieve,
que nieve;
que callen las armas y bombas,
que todos se paren
y piensen y sientan:
que nieve,
que
nieve.

Llega la nieve a la tierra en el tiempo del miedo y la duda, de una crisis que es, más que económica y material, moral. Llega para detenerlo todo y empapar poco a poco este páramo yermo de antiguos valores e ideas, llega para darnos la esperanza de una primavera a ganar a base de silencio y sacrificio, de reflexión y trabajo, de todos aquellos conceptos que durante años habíamos ido perdiendo, consintiendo activamente la progresiva degradación y putrefacción de nuestros proyectos de vida en común. Viene por cuarta vez la nieve de octubre (y quedan al menos otras dos) para darnos la oportunidad de purificarnos, y convertir la derrota de una sociedad consumista y amoral en la victoria de la dignidad del ser humano, única respuesta posible a la tempestad desatada por nuestros propios errores.

Que
nieve,
que nieve;
que vuelvan los tiempos pasados,
de nuestros abuelos, que hombres
seamos de nuevo:
que nieve,
que
nieve.

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