miércoles, 8 de enero de 2014

GRAFFITY MOUSE

Mi "firma" de hoy, 8 de enero, en CADENA SER PALENCIA.

Me ha sorprendido e intrigado ver repetido por las calles de Palencia un graffiti consistente en un rostro sonriente, semejante al de nuestro Alcalde Alfonso Polanco “adornado” con sendas orejas circulares propias del conocido ratón Mickey.

No negaré haber dibujado una pequeña sonrisa en mi cara, fruto de mi simpatía inicial por cualquier manifestación de disidencia realizada con sentido del humor, si bien no es correcto llevarla a cabo desluciendo las paredes ajenas, ni valiente hacerlo amparándose en el anonimato. Me intriga, a su vez, el personaje escogido, pues no alcanzo a descifrar el mensaje oculto en el diseño de la caricatura. ¿Quiérese decir que nuestro Alcalde es inocente como el dibujo infantil? ¿Acaso se insinúa que le gusta disfrazarse en la intimidad? ¿Confundió el autor la plantilla con la de otro personaje, o acaso simplemente no tenía otra más a mano?

Sorpresas e intrigas aparte, me han llegado rumores de una reacción inmediata de los servicios municipales de limpieza, según los cuales se estarían afanando en hacer desaparecer las susodichas pintadas. A mi modo de ver, de ser ciertos los rumores sería un grave error, pues si bien aplaudo cualquier campaña de limpieza intensiva de las fachadas de nuestra ciudad, no me parecería correcta ninguna campaña de limpieza selectiva de las mismas, ni mucho menos necesaria o indicada, pues con frecuencia la réplica a dichas reacciones supera, con mucho, las acciones iniciales.

Sin perjuicio pues de las sanciones y reparaciones económicas a imponer y exigir a quienes deslucen los bienes de dominio público o privado, ajenos, sin autorización, me ha parecido un buen momento para recordar, teniendo en cuenta además el inocuo tono de la pintada, que tratándose de representantes políticos los tribunales nacionales e internacionales sostienen que los límites de la crítica permitida son más amplios en relación a los políticos considerados como tales, pues a diferencia de los ciudadanos se exponen, inevitable y deliberadamente, a una fiscalización atenta de sus actos y gestos, tanto por los periodistas como por los ciudadanos, y por ello tienen que mostrarse más tolerantes.


En estos casos pues, y en mi opinión, procede mostrar talante, y seguir el castellano consejo del “no hay mayor desprecio que no hacer aprecio”. Pues una reacción desproporcionada puede ser más perjudicial para la imagen del político que el agravio recibido.




No hay comentarios: